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viernes, 20 de mayo de 2011

Peru 4. Centro histórico y barrio de Miraflores.

Y ¿que tal los tipejos de la habitación?

Bien, al final sólo era un tipejo que cuando entré ya estaba dormido y se ha largado a las 5 de la mañana y una tipeja que también estaba dormida y se ha largado a las 7, osea que ni les he visto la cara (si es que no hay nada como un albergue para socializar). Hoy cuando he llegado había tipejos nuevos, dos americanos que por lo menos me han dado para practicar mi "jaguar yur, guer ar yur from".

Vale bien, pero hoy tocaba tour con guía por Lima ¿no?

Sí, bien dicho, tocaba, por que al final lo del guía nada de nada.
Empecemos por el principio. Cuando llegué ayer era tarde para llamar a los del tour que tenía pensado, pregunto en el albergue si saben de algún otro tour y me dice el chaval que me atiende que por un módico precio el me hacia de guia así de estrangis. Pienso bueno vale, así seguramente vea sitios que con un guía oficial no vería, y quedamos para hoy a las 8,30.
Me levanto un ratín antes y en el albergue todavía  no tienen el desayuno (a estas horas, que raro) doy una vuelta por ahí y todo cerrado (pues si que le gusta madrugar poco a esta gente). Y llegan las 8,30 y el tipo no se presenta y yo hechando pestes de él. Lo peor es que ahora viendo el reloj del ordenador me acabo de dar cuenta de que al poner la hora peruana me pasé en un hora, osea llevo todo el día con una hora de más (venga vale, podeis reíros, pero de verdad que es el jetlag, que yo no soy tan despistado). En fin, como el guía no vino, ya que el hombre se rige por la hora local de Lima en vez de hacerlo por la hora local de Mike, cambiamos el plan y nos fuimos pa´l centro nosotros solitos. ¿En taxi? Noooo, demasiado fácil. ¿En esos colectivos en los que un señor va gritando las paradas? Noooo, demasiado complicado. El medio elegido fue el metropolitano. Se trata de un autobus "de los largos, de los de verdad" al que le han vallado un carril para el solito, para que no se tenga que pegar con el resto de coches. Para acceder es como el metro (anda mira, se va llamar metropolitano por eso). Tienes que pasar una tarjeta recargable (amablemente cedida por la chica del albergue) y por 10 centimos de EUR te lleva al centro.

Lima. Barranco.

Ok, pero de todas formas vistes el  centro ¿no?

Correcto, llegamos a la parada el pareadero del centro sin mayor problema (preguntando, claro, pero la gente superamable) y una vez allí guia en mano (de las de papel, que esas sí se rigen por mi horario) dimos una vueltecilla por la plaza de armas.

Lima. Centro.
Lima. Centro.











De la plaza fuimos a la iglesia de San Francisco (que la iglesia en si esta bien) pero al lado un cartelito decía "Museo. Catacumbas" ¿Catacumbas? Moooola. Sacamos la entrada (2 EUR) y !sorpresa!, por ese precio incluye guía. La visita genial. Cerca de una hora recorriendo la biblioteca, el coro, ... todo muy bien explicadito, y al final llegas a las catacumbas y .... alucinantes, super lúgrubes y llenas de huesecitos por todas partes. Era un cementerio y esta gente, mu ordenada ella, se dedicó a colocar los huesos del mismo tipo en pozos de 4 metros de alto, asi que tu vas por allí paseando viendo el pozo de los fémures, el pozo de los cráneos,... Una visita más que recomendable, pero no se podían hacer fotos, asi que si queréis verlo tendréis que venir aquí :-).
Y de las catacumbas a un parque cercano (el parque de la muralla) con unas vistas bastantes guapas a un cerro lleno de casas que tiene un sopechoso parecido con las fabelas de Río (que no se, luego alomejor es una zona super pija).

Lima. Centro.
Lima. Centro.













Bueno, ahora tocaba la visita a la catedral, pero de regreso a la plaza de armas donde se encuentra dicha catedral nos encontramos un mercadillo, asi que aprovechamos para echar un vistazo y para probar la inca kola que como su propio nombre no indica es verde y sabe a caramelo.

Lima. Centro.
Y tras el breve descanso la catedral y el palacio episcopal, que están juntitos. El palacio, bueno, curioso sin más, y la catadral bastante bien, con la tumba de pizarro y su mini cripta, también con alguno huesillos (que sí, aqui si se podían tomar fotos, asi que no os vais a quedar sin ver los cráneos, que se que lo estáis deseando). En los dos sitios te dan la opción de hacer la visita con guía sin cobrarte más, pero yo como no quería enredarme mucho la hice por mi cuenta.

Lima. Catedral.
Lima. Catedral.











Tras salir como que empieza a hacer hambre, asi que buscamos un restarurante que sirva el plato que toca probar hoy: el cuy (ó conejillo de inidas ó coballa. Sí, sí, eso que en España usamos de mascota, esta gente, mucho más práctica, se lo come). El sitio elegido lo podéis encontrar en una calle que sale a la izquierda dejando la catedral de espaldas donde por 4 EUR el menú incluía "anticucho de corazón de res con papas y choclo, picante de cuy, panqueque y zumo de maracuyá". Ya se, os estáis preguntado ¿a qué sabe el cuy ese? ¿sabe a pollo como la mayoría de las cosas?. Pues no, resulta que el bichejo tiene sabor propio, no esta malo pero tampoco es nada del otro mundo.











Durante lo que llevamos hasta ahora la verdad es que gente se veía mas bien poca, cosa que se explica cuando llegas a la calle Mercaderes, que sale de plaza de armas. Resulta que toda la gente está metida en esa calle, que llamandose así, sorpresa sorpresa, está llena de tiendas (pero tiendas enormes, cada una parece un centro comercial en si misma). Además la calle (o calles, porque a pesar de ser recta va cambiando de nombre) es super larga. Pues nada, damos una vueltecilla por allí y para Miraflores, que se hace tarde (bueno, en la franja horaria en la que sólo yo vivía se estaba haciendo tarde).

Y Miraflores ¿que tal?

Espera, primero tendremos que llegar, que es fácil, ya que al ir hacia el centro he visto la parada. Pero luego resulta que no, que no es tan fácil, ya que que aquí les gusta despistar al turista. ¿Y de que mañas se valen para lograrlo?. Pues resulta que las paradas de la ida no son las mismas que las de la vuelta (bueno, algunas sí, pero otras no, están al ladico de las que van, pero tienen un nombre distinto). Asi que tu vas pendiente de tu parada y oye, que no llega, hasta que te das cuenta que te has pasado tres pueblos del sitio al que querías ir. Al final desde que me bajé hasta Miraflores mas de una horita andando, pero eso sí, pegado al mar por un paseo que no estaba mal.

Lima. Miraflores.
Lima. Miraflores.











Miraflores, bueno, pasable, es relativamente moderno, tiene muchas tiendas, muchos restaurantes, muchos cafés, una terraza muy guapa.... pero es un poco insulso. Para alojarse es el sitio que más recomiendan y está bien pero para mi tiene mucho más encanto Barranco. Lo más destacable unos individuos exibicionistas en parapente que volaban pegaditos a los edificios (pero pegados pegados que podían tocar la ventana con la mano).

Lima. Miraflores.
Lima. Miraflores.











Y después de un buen rato dando vueltas por Miraflores miramos el reloj y ... ostras que tarde es, corriendo al albergue ... para llegar aquí y darnos cuenta de nuestro desliz horario. Y esta es la razón por la que ha quedado otra megaentrada, porque me aburro y de alguna forma tenía que entretenerme esta horilla que me ha caído como regalada. Ahora toca cenar, sincronizar el reloj con la gente que me rodea y a dormir, que mañana tempranito salimos !rumbo a Cuzco!.

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