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martes, 10 de mayo de 2011

Lago di Garda 2. Vuelo a Milán.

Barajas y Parking

Bueno bueno, llegó el Jueves y después de dormir unas horillas salimos hacia Barajas. Siguiendo las instrucciones de los señores del parking llamamos para que nos recojan el coche. Llegamos al punto acordado y allí hay un tipo con un chaleco de "Parkingaeropuerto.es" que nos hace señas, así que nosotros no se por qué extraña razón pensamos: "va a ser este el que recoge el coche". Bajamos y el tío nos empieza a pedir los datos (que yo empiezo a pensar, si ya te los di por la web, ¿tanto cuesta imprimirlo?) y cuando estábamos en ello llega otro coche se baja un señor de 1,90 y dice con acento ruso y apuntando amenazadoramente al empleado del parking: "no sigas, ese coche es mío". Resistimos la tentación de tirarnos al suelo ante la posibilidad de que aquel tipo sacara un pistola y se pusiera a disparar, pero no, era una confusión y el recogedor de coches asignado por el parking era el segundo, no el primero, que casualmente estaba esperando un coche igual que el mio (o eso dijo, aunque suena raro raro). En fin, dejamos el coche a buen recaudo custodiado por el señor Albano-Cosobar y nos dirigimos con una sonrisa a facturar las maletas. Dado que, oh sorpresa, hay una fila del copón para facturar, decidimos que Ángel y yo intentamos hacer el checkin en las maquinitas de Iberia mientras las niñas hacen cola, no sea que las maquinitas no funcionen, que no os lo vais a creer pero pasa, a mi ya me ha sucedido 3 ó 4 veces de las 4 ó 5 que intentado usarlas. Ángel con eso de que es VIP y tiene la "Iberia Plata" sacó su billete aparte, llegó a la maquinita y en dos segundos ya tenía su tarjeta de embarque. El resto, simples mortales a los ojos de Iberia, sacamos nuestros billetes juntitos así que tras pelearme un buen rato con la maquinita como si fuera un videojuego consigo llegar a la pantalla final, esa en la que te dan como premio por haberlo conseguido las tarjetas de embarque y .... "No se puede efectuar la operación, consulte en el mostrador", pero me imprime las tarjetas. Jolín, que mosqueo. Nos dirigimos al mostrador de información, enseñamos las tarjetas con cara de ¿que es lo que pasa?, si está todo bien, a que sí, a que sí. Pero la señorita de información dice que no, que no, que tal como pone en el billete, ahí dónde debía venir su número de asiento, están ustedes en stand by (a ver a ver, que haga memoria. A lo largo de mi vida he estado feliz, enfadado, aburrido, cansado, con resaca,.... pero en stand by, cual vulgar televisor no, nunca. Anda mira, estoy descubriendo un estado nuevo de mi ser). Pues nada, hacemos salir a las niñas de la cola, para que vean que esto va en serio (es que a veces decimos cosas y no nos creen, no se, como si fuéramos aficionados a gastar bromas pesadas ;-) ) le contamos la situación y nos dirigimos a otra cola para dejar las maletas (que según nos dijeron en información nosotros estamos en overbooking pero nuestra maleta no, y tenemos que facturarla). Al facturar la maleta una amable señorita de Iberia nos explica que el avión a Milán lo cogen 7 argentinos que hacen escala en Madrid, y que sólo tienen media hora desde que aterriza el vuelo de Buenos Aires hasta que sale el nuestro hacia Milán, así que seguramente lo perderán y nosotros podremos volar (!ajaja! gañanes, osea que como pensáis que esa gente no va a llegar vendéis más billetes que asientos y así sacáis unas perrillas. Mira que hay que ser cutres). Y que además un afortunado de los tres que overbookienses puede volar seguro, asi que le da a la tecla ..... and the winner is .... Natalia!. Con cara de que se le va ha hacer pero con un considerable enfado especialmente por parte de Vicky pasamos el control y a esperar, si total, a los argentinos no van a llegar y al final podremos volar todos. Pero, esas cosas que pasan raramente, nuestro avión se retrasa, los argentinos llegan con cara de felicidad y Vicky y yo nos quedamos con cara de palo. Al final nos meten en un vuelo que sale una hora después, así que con lágrimas en los ojos nos despedimos de Ángel, Nata y Nicoleta y nos dirigimos a nuestra nueva puerta de embarque que como podéis imaginaros está en la otra punta de la T4 (esa terminal tan pequeñita). Cuando conseguimos llegar con la lengua fuera la señorita que pica los billetes nos dice que nos tenemos que esperar los últimos, que no sabe si hay sitio (¿pero cómo?, si soys vosotros los que nos habéis dicho hace un momento que sí). En fin, esperamos que embarque todo el mundo, yo ganas de comer algo y Vicky con ganas de matar personal de Iberia, y finalmente nos dicen que sí hay sitio y que podemos embarcar (Joer, lo que a costado).

Vuelo

Pues nada, un rollo, todo el viaje dormido, eso sí, en unos asientos estrechos (como los de RyanAir), sin que te den ni unos tristes cacahuetes (como en RyanAir), sin tele (como en RyanAir), pero con un precio de los billetes mucho mayor que el de RyanAir.

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