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sábado, 14 de mayo de 2011

Lago di Garda 4. Sirmione

Amanece

Es viernes. Está a punto de amanecer y todos están dormidos así que aprovecho para tomar algo sentado en la puerta del apartamento mientras sale el sol. Después toca un recorrido por el camping y alrededores (para olisquear, como diría mi abuelo). La verdad es que el sitio es una pasada, nada más salir del camping hay un paseo alrededor del lago donde ya a esas horas intespectivas varias personas de avanzada edad aprovechan para pasear, montar en bici,... no se, se respira paz y tranquilidad por todas partes. De regreso al apartamento entro en el minimarket del camping para comprar agua (un pack 6 litros, para qué vamos a andar con tonterías. Pocos minutos después descubrimos con desagrado que es agua con gas, y dado que ninguno somos aficionado a beber semejante brebaje, allí se quedó como regalo para el siguiente huésped). Tras desayunar partimos hacia nuestro primer destino del día, pero antes paramos en la recepción del camping para ver si ellos a lo largo del día son capaces de convencer a la cisterna ruidosa de que se calle. Y para nuestra sorpresa la chica agarra una llave inglesa y un misterioso ungüento, nos pide que la acompañemos al apartamento y en menos tiempo del que se tarda en contarlo desmonta, aplica la pasta mágica, vuelve a montar y vualá, la cisterna por fin se ha callado. Desde luego esta chica es una joya.

Sirmione

Así que una vez solucionado nuestro pequeño problema doméstico salimos hacia Sirmione, la perla del lago, que está a una especie de península a 12 kilómetros del camping. Y que quereis que os diga, nunca pensé en tan breve recorrido se pudiera concentrar tal número de cochazos. Allí había Porches, Ferraris, Aston Martins... por todas partes (aigs, quien pillara uno, ¿a que sí Natalia?). Esto os puede servir para haceros una idea del tipo de turismo que va allí: por un lado italianos, alemanes y holandeses que se ve que dinero van bien, y por otro familias con la carabana en plan camping.
Como podéis ver Sirmione está al final de un lengua de tierra que se adentra en el lago y a lo largo de dicha lengua hay bastante aparcamiento (zona azul por supuesto) por lo que dejar el coche cerca de la entrada no es problema. Tras aparcar nos acercamos a la orilla del lago y.... guaaaaau, el agua es absolutamente transparente, espectacular de verdad, debería haber más de tres metros de profundidad y se ve el fondo perfectamente, como si sólo estuviera cubierto por un cristal. Y el pueblo, pues precioso, muy muy bonito. Ya viendo la entrada te puedes hacer una idea de lo que te vas a encontrar dentro. Por cierto en la misma entrada hay un puesto en el que entre otras cosas vende limones, ya que es el producto estrella de la zona. Y es que otras cosas no se cómo se les darán, pero eso de cultivar limones está claro que lo controlan, los melones de mi pueblo son más pequeños que sus limones. Bueno, sigamos con la bella villa de Sirmione. Una vez que entras el pueblo en si es bastante pequeñito. Por la parte derecha puedes avanzar un poco pegado al lago y luego subir hasta un parque/mirador, y por la parte izquierda olvidate, está plagada de restaurantes/terrazas que te impiden llegar a la orilla. Y el centro pues eso, muy bonito, con sus tiendecitas, restaurantes,... Además al final de la península hay unas ruinas pero tampoco parecían gran cosa así que no nos acercamos.
Tras ver el pueblo ponemos rumbo al siguiente destino: Malcesine

Sirmione

Sirmione


Sirmione
Sirmione

Sirmione

Sirmione





Sirmione



Sirmione

Sirmione
Sirmione

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