¿Entonces ya se acabó el viaje al Lago di Garda?
Sí, fue un viaje muy cortito. Y del último no día hay mucho que contar. Salimos muy temprano hacia Milán y durante el camino no pasó nada de nada, es que ni un triste pinchazo. Una vez en el aeropuerto entregamos el coche. Impresionante la fragoneta-oficina que tenía el amigo que nos recogió el coche. Que imagen de seriedad que ofrecía. El coche simplemente lo miró por encima y dijo "todo ok" (si si, por su puesto está todo ok. Jeje, si tú supieras ...). Cruzando los dedos para que no nos tocara otra vez el overbooking nos dirigimos a facturar. Esta vez no nos tocó. Lo que sí nos tocó fue una "señorita" un tanto peculiar que se empeñó en que facturáramos todo, incluyendo la maleta de Vicky, esa que se había comprado específicamente para llevarla como equipaje de mano. La razón que daba la "señorita" es que el avión iba lleno y si todo el mundo lleva equipaje de mano se tarda mucho en abordar. Olé. Eso son razones de peso. Tras una larga discusión al final y por aburrimiento consiguió salirse con la suya y lo facturamos todo. El vuelo de regreso fue eso, el típico vuelo de regreso (todos dormidos).
¿Y eso del overbooking cómo va?
Como podéis imaginar lo primero que hicimos tras recoger las maletas (la mía rota por cierto) fue ir directamente a que nos explicaran por qué si un avión tiene x asientos a ellos les da por vender x + 10 billetes. Después de preguntar en varios sitios acabamos frente a los "chaquetas rojas", algo así como un cuerpo de élite especialmente entrenado para tratar con clientes enfadados. Y la verdad es que lo hacen muy bien, en todo momento tienes la sensación de que tú eres más importante que la Iberia. Tras pedirnos el dni y comprobar que efectivamente nos habían cambiado de vuelo, para mi sorpresa nos entrega una tarjeta de crédito de Iberia con !!250 EUR!!. No, si esto del overbooking al final no va estar tan mal. Al final nos salieron las vacaciones gratis :-). Y nada más, luego llamamos a la empresa de parking para que nos entregaran el coche (aquí sí hubo sorpresa, en la próxima os lo cuento) y directos a casita.
