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sábado, 4 de junio de 2011

Perú 9. Viaje de vuelta.

Pero ¿por qué no escribes? ¿Es que se cayó el avión?

El avión no se cayó pero yo llegué supercansado y esta semana cuando no estaba trabajando estaba durmiendo y es que entre otras cosas me traje de Perú la manía de dormir durante 8 horas a las 3 de las tarde y la de estar despierto con los ojos como platos a las 12 de la noche. Y me ha costado una semana quitarme esta manía, pero por fin lo he conseguido (adiós jetlag).

Entonces el viaje de vuelta ¿bien?

El último día la verdad es que empezó bien. Resulta que Sonia (la dueña del hostal) tiene una prima que está casado con un español que lleva 6 meses por allí, y como el hombre tenía morriña Sonia le llamó para que se tomara algo con su compatriota (osea se, yo). El tío supersimpático, estuvimos 2 horas en el patio hablando de España y de Perú y de la economía en España y de la economía en Perú y de la política en España y de la política en Perú .... por cierto, otra curiosidad sobre la vida política de Perú. Allí el voto es obligatorio. El que no vota pasa a una especie de lista negra y no puede hacer ningún trámite administrativo hasta que no pague una multa, que parece ser que no es pequeña. En fin, que se me pasaron las 2 horas volando y cuando me quise dar cuenta ya estaba disponiéndome de este buen hombre y de Sonia mientras el taxi que habían llamado me esperaba en la puerta. Para todo el que vaya a ir por allí: el taxi al aeropuerto de Cuzco son 8 soles, no los 30 que los cabrones señores taxistas cobran a todo el mundo cuando llegas por primera.
Como esto queda muy soso sin fotos os dejo una del patio donde estuvimos debatiendo con el apañero y otra de la ducha peruana, que os preguntareis que interés puede tener la foto de una ducha. No preocuparse que yo os lo explico. Las duchas son eléctricas y el agua se calienta según pasando por la "alcachofa". Te dicen que al principio tienes que darle muy poca agua para que salga caliente, pero en realidad no se trata de darle poca sino de darle la cantidad justa con un error de más menos 1 centímetro cúbico con lo cual las primeras veces hasta que le coges el punto te acabas duchando con agua fría. Y cuando por fin lo coges con agua templada, porque caliente caliente no sale nunca. Y otra cosa. Si sale agua fría seguramente es porque no pasa el caudal apropiado no porque el sistema eléctrico esté mal, así que no empecéis a enredar con los cables con las manos mojadas porque no es agradable. Os lo digo por experiencia.




Una vez en el aeropuerto (son sólo 20 minutos de coche) resulta que por alguna razón que desconozco estaban revisando el equipaje de todo el mundo (bueno, a todo el mundo que iba en mi vuelo, al resto de gente no). Esto quiere decir que antes de darte la tarjeta de embarque te abren la maleta que vas a facturar y a mi como que me da igual, pero es que en esta ocasión iba todo metido a presión. Por suerte el hombre que me la registraba se dio cuenta de que aquello más que una mochila parecía el sombrero de un mago y que podía estar horas sacando cosas de allí, así que no resolvió mucho. Eso si, además de registrarte el equipaje te hace preguntas: ¿de dónde eres? oh, de España, y ¿de qué equipo?¿y cuál es el mejor jugador? jeje, vaya paliza que le vais a dar al Manchester .... y cuando estas con la guardia baja te salta con ¿y llevas caramelos de coca? ¿y te de coca? ¿y coca en polvo? ¿quizas explosivos? (Como lo oís. No se a cuantos habrán pillado así, pero me da a mi que a poquitos). Para la seguridad del que vaya a volar a Cuzco también tengo que decir que puedes ver como todo el equipaje pasa por delante de las narices de varios perros que tenían pinta de ser más eficiente que nuestro amigo detectando droga o explosivos.

Recodemos que el vuelo de Cuzco a Lima (o viceversa) dura una hora y que fuimos con la compañía TACA, que es como el RyanAir sudamericano sólo que los asientos tienen más espacio, tienes una tele individual, te dan algo de comer gratis, no te venden cosas durante el vuelo, puedes entrar al avión con más de un bolso .... bueno, vale, no se parece en nada a RyanAir, mas bien es todo lo contrario. La verdad es que está muy muy bien.

Y en Lima a esperar. Comimos algo (otra vez pollo sin arroz), damos una vuelta por allí fuera, otra por allí dentro viendo las tiendas, nos sentamos, nos echamos, nos levantamos, seguimos dando vueltas, salimos a hacer acopio de nicotina, volvemos a entrar para tomar un café, ... vamos, un rollo. En cuanto abren la facturación (4 horas antes del vuelo) vamos a por la mochila que la habíamos dejado en la consigna (que cuatro días cargando con ella ya está bien, porque se quede un rato sola no le iba a pasar nada), facturamos y la señorita me dice que ... son 21 dolares ¿? No señorita, si estaba todo incluido. Pero la señorita hace una consulta y resulta que no estaba todo incluido, hay un impuesto turístico (como el de la Espe en Madrid) que si compras el billete en persona te lo incluyen, pero si lo haces via web no te lo incluyen y lo tienes que pagar allí (esto lo tengo que investigar, porque los vuelos de Lima-Cuzco también tienen ese impuesto, también los compré en la página webfumar .... hasta el 1 de Enero de este año, que debieron pensar que si en España se quitan todos los puntos de fumadores de los aeropuertos pues ellos no van a ser menos y también los quitaron (que manía de copiar todo lo malo). Si hasta ahora la espera había sido un rollo a partir de aquí fue más rollo todavía. Dando vueltas durante 3 horas sin hacer nada, para luego coger el avión (esta vez lleno hasta arriba) y pasarte otras 11 horas sentado sin hacer nada. Y encima para comer arroz otra vez (llamamiento para el señor de AirEuropa. Si un vuelo sale de un país donde cualquier cosa que pidas para comer te la ponen con arroz, por favor, no sirva arroz en ese vuelo, no hace falta que ponga marisco, con macarrones o una ensaladita vale, pero arroz no, por favor).

Y ya está, llegamos a Madrid sin mayor problema y muy puntuales, cogemos el metro cargado como una mula con una mochila delante y otra detrás hasta la casa de la tita y fin del viaje, vuelta al trabajo y encima a luchar contra el jetlag.

Volvemos muy pronto con el camino inca, que al fin y al cabo es a lo que íbamos.

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