funcion mostrar div

jueves, 8 de octubre de 2015

Dia 7

09:12. Desayuno en el "bar de siempre". Entramos. Vemos a un tipo vestido con kimono rosa a media pierna y peluches colgando. Salimos pensando que nos hemos equivocado de sitio. No, no, es aquí, se les debe haber colado un loco (o locaza). Si empezamos así, el día promete.

10:43. Parada principal de hoy: el museo de la paz. Esperando en la puerta se acercan unos pipiolos y nos ofrecen algo. En mi mente de pajarillo occidental rápidamente asocio "colegiales ofreciendo algo = comprame una papeleta para la excursión de fin de curso". Son convenientemente ignorados, pero ellos insisten y empiezan a pronunciar repetidamente la palabra "present". Resulta que nos regalan postales con mensajes antibelicistas escritas por ellos junto con una garza de papel también hecha por ellos (busquese garza + Hiroshima en google para ampliar información). Conmovedor, se me saltan las lagrimillas. Y yo desconfiando, me siento un parajo muy sucio.

11:54. Salimos del museo. Muy recomendable. Tampoco vamos a entrar en detalles, os podéis imaginar lo que hay dentro. Sólo destacar como lo han montado mezclando el-recuerdo-de con un que-no-vuelva-a-pasar.

12:00. Bueno, tenemos medio día por delante y ningún plan concreto. Decidimos tirar hacia el puerto a ver que hay por allí. Vamos andando pero esta vez somos conscientes de que está leeeeeeejos.

13:32. Paradinha para tomar una cerveza. Se nota que estamos en una zona no turística, pero  si hasta ahora no hemos tenido mayores problemas para pedir seguro que aquí tampoco.
Entramos en el primer sitio que vemos. Nada más vernos a la camarera le entra la risa floja, como diciendo "ya verás el sainete que me van a montar estos". Y acierta.
La camarera nos señala la maquina de sacar los tikets. Está en japones. Sólo. Y sin fotos. Ponemos cara de "mi no entender japones". Le decimos la palabra mágica, bear. Se sigue riendo y llama a otra camarera. Camarera 2 tampoco entiende nada. Se ríe y llama al cocinero. Mientras camarera 1 ya no se rie, se descojona. El cocinero tampoco entiende nada. Uno de ellos tiene la brillante idea de entrar en la cocina y traer una botella de cerveza, a ver si va a ser eso lo que quieren los extraños forasteros. Si, si, si, acertaste eso es. Bien, le indicamos que cual es el botón para sacar el tiket de la cerveza y nos indica que nos sentemos y que ya si eso nos lleva ella la cerveza, que tampoco hay que complicar esto más de la cuenta.

14:10. Ya casi hemos terminado la cervecilla y parece que va apretando el hambre. Deberíamos pedir comida, pero ¿cómo?. Fácil, haciendo " muuuu" para pedir ternera "oig oig" para el cerdo y "kikiriki" para el pollo. Eso siempre funciona, que lo he visto yo en las películas.

14:15. La vida real no es como se ve en las películas. Tras emitir claramente los sonido del animal que nos queremos zampar lo único que hemos conseguido es que a la pobre camarera le de tal ataque de risa que casi se mea encima.
Comprendiendo las dos partes que esto es muy divertido pero no lleva a ningún lado,peroamos las cervezas, nos despedimos y nos vamos, con el estomago vacío pero con la satisfacción de ir dejando un reguero de risas y diversión alla por donde pasamos.

15:00. Uy, un pasadizo con tiendas y sitios para comer. Aquí seguro que nos hacemos entender. Pero antes entramos en una de las friki-tiendas. Ojiplático me quedo. Que cosas más sórdidas. Yo, como pajaro que soy, no entiendo mucho de ropa interior, pero juraría que eso rojo no se pone ahí. Mira, mejor salimos de aquí y hacemos el intento número dos de comer.

15:21. A lo fácil. Elegimos uno que tiene fotos de pasta y pizza. Mu mal se tiene que dar. Y además el sitio tiene cierto encanto con su decoración años 60.
La cerveza la pedimos sin problema. La pasta y la pizza la hay de varias cosas, pero no pasa nada porque la camarera de aquí sabe jugar al pictionary.

15:30. Empezamos a jugar: pasta con ... bicho con cola ... y cuerpo alargado ... !Un pez! ... no espera que no ha terminado de pintar .... le está poniendo .... !bigotes! ... !una gamba, es una gamba!. Que forma más entretenida de decirnos el menú.

15:35. Esperando la comida nos percatamos de que en la mesa de al lado hay dos mujeres con un bebe que no nos quita ojo. Como es mu mono empezamos a hacerle monerías. Y el sonríe. No no, no sonríe, hace pucheros. Y ahora se pone a berrear como si le estubieran degollando. Al final las mujeres optan por abandonar el local y alejar así a su retoño de los mostruos de ojos grandes y nariz prominente. Por los decibelios del lloro del infante le hemos debido causar un trauma que le llevará años de sicólogo superar. Desde aquí le pido mis más sinceras disculpas (ahora estoy haciendo una gran reverencia).

15:45. Llega la comida. Tiene buena pinta, pero los ojos como sin querer se posan en unos extraños objetos que la acompañan. Creo que ya los había visto antes en otro país. !Sí! Son cubiertos. Hoy vamos a comer con tenedor y cuchara. Que alegría nos han dado.

17:06. Hora de pagar. Se paga en la entrada como en casi todos los sitios de aquí que no tienen máquina de tiket. La señora que nos cobra nos señala una estantería con cosas y dice "souvenir". No gracias, no queremos nada. Ella insiste. Cansina, que me dejes.
Ups, no nos quiere vender nada. Quiere que cojamos lo que queramos como regalo (la versión japonesa del chupito de la casa). De nuevo me siento un ser horrible por pensar siempre lo peor, con lo amables y simpáticos que son todos aquí.

18:12. Llegamos al puerto. Hay barcos, como cabría esperar, y nada más. Volvemos al hotel en tranvía, que estamos muy lejos.

19:30. Llegamos al hotel. Pero es muy pronto para irse a dormir. Y lo de cenar va a ser que no, que hemos comido muy tarde. ¿Solución?. La de siempre: cerveza. ¿Dónde?. Fácil. Seguimos la táctica que nunca falla en estos casos: dar una vuelta por la zona y elegir el un sitio que tenga aspecto de antro inmundo. Por suerte justo pegado al hotel hay un par de callejones oscuros donde los antros parecen abundar.
Entramos en uno. De derecha a izquierda está compuesto por pared, cocinero y cocinera, plancha gigante, barra y minisitio para sentarse. Como antro inmundo cumple de sobra. Solo hay tres parroquianas viendo el baseball. Nos ponen las cervezas y el cocinero nos pregunta si queremos algo para comer. Mucha hambre no hay, pero nos fijamos que las chicas de al lado estan tomando unos pinchitos pequeñines y le decimos que si, total eso entra bien con la jarra de cerveza. Jeje, al final nos cambian el baseball por el futbol y como en españa: viendo el partido con su jarra y su pinchito ¿Quién dijo que Japón era mu distinto a nuestro hogar? ......... Un momento, ¿pero qué hace el cocinero? Se ha puesto a preparar como tortitas enormes, y col, fideos, bacon y no se cuantas cosas más. Y la cocinera nos da a cada uno una espátula ¿?, a lo bricomanía. No entiendo nada, esta experiencia gastronómica se está complica por momentos. Tiramos de guía impresa para descubrir que el colega nos está preparando el plato típico de Hiroshima. Nos ha visto la cara de no japoneses y ha pensado "estos bienen a lo mismo que todos, a por su okonomiyaki". Pues ya que lo ha preparado no le vas a hacer el feo, toca comerselo. De nuevo mirada al plato, mirada a la espátula y mirada a la cocinera, lo que le da ha entender claramente "que yo lo básico lo se, pero lo de la espátula como cubertería no lo acabo de pillar".  Y de nuevo risas generalizadas (ya pasaban olímpicamente del partido) fotos y más risas. Que buenos momentos les hacemos pasar a estos nipones. Después de todo el okonomiyaki estaba más que rico, esto lo incluyo yo en mi recetario.

21:14. Qué día más completo. Ahora adormir y mañana para Tokio.

No hay comentarios :

Publicar un comentario