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viernes, 15 de julio de 2011

Perú 17. Camino inca día 3. Segunda parte.

La primer cosa de ese montón de cosas que faltan es la cosa de la comida. La comida en si misma, o sea, esa que se ingiere, como siempre bastante buena. La comida que no se ingiere, o sea, eso que podríamos llamar "comida ambiental" o "charla mientras se engulle" pues .... a ver como os lo explico. Todo comenzó una fría noche de mayo en las montañas de Perú. La noche anterior para ser precisos. Durante la cena Fredy nos dijo que el cuarto día los porteadores salen pitando hacia Aguas Calientes para coger el primer tren hacia Cuzco. Lo normal es que el tercer día al anochecer hagan una típica ceremonia inca y que al finalizar la misma todos nos despidamos y le demos una propina. A la pregunta de Peter de cuánto es la propina normal nos informa de que la gente suele dar 70 soles ... a cada porteador .... y al cocinero siempre se le da más de la cantidad que se le de a los porteadores .... lo que hace un total de .... !!100 EUR!!. Yo puse cara de "flipa flipa", Peter de "flivpez flivpez" y Adam y Susana de "fflipp´a fflipp´a" pero no dijimos nada. Que quede claro que eso es lo que se espera de los sufridos inkacaminantes y que no tiene nada que ver con la agencia, ni con los porteadores ni con el guía, es la propina estándar. Volviendo a la comida, volvió a salir el tema, básicamente el tema de que nos parecía demasiado. Fredy nos dio su opinión de por qué es así (no le faltaba razón) nosotros la nuestra y así quedó la cosa de momento. ¿Qué cuáles fueron esas opiniones? Pues mejor lo explico en otra entrada que si no a este paso no vamos a llegar nunca a Machupichu.
Tras la comida, minisiesta y después el resto se fue a duchar mientras yo me dedicaba a vaguear. Y cuando ya estaba a punto de anochecer visita a las ruinas de Wiñahuayna, que están justo al ladito del campamento, a unos cinco minutos, y que están consideradas las más espectaculares de la cultura inca después de Machupichu, y con razón. Se trata de un montón de terrazas en una pendiente muy muy empinada con su templo en lo alto.

Camino inca. Winaywayna.
Camino inca. winaywayna.













Como siempre la visita va acompañada de una excelente explicación de Fredy, pero además esta vez como propina, la explicación incluye asesinatos, muertos y fantasmas. Algo muy apropiado para que los que vamos a dormir a unos metros de allí conciliemos el sueño sin problemas.
Y tras la explicación Fredy se disculpa (se le nota bastante afectado) por lo de las propinas y nos informa de que ha hablado con los porteadores y que no harán la típica ceremonia.Ufff, la verdad es que Fredy se ha portado de maravilla y ninguno creemos que sea culpa suya. Tampoco que sea culpa de los porteadores, ni mucho menos. En fin, mientras Fredy vuelve al campamento nosotros nos quedamos en las ruinas a parlamentar. Adam y Susana han pagado ya cerca de 300 soles para que les lleven las mochilas. Peter con eso de que venía al campo y que por aquí la cosa esa del shopping no se lleva mucho, directamente nos dice que no ha traido dinero. Y yo tengo algo más que Peter pero no mucho más. Si doy ese pedazo de propina me quedo sin un duro. Al final decidimos poner todos un bote y dárselo. En realidad siempre pensamos darles propina, pero no una cantidad tan alta. Volvimos al campamento y mientras Adam y Susana se quedaban descansando Fredy, Peter y yo nos fuimos a tomar una cervecita en el restaurante. Peter en su línea, empeñado en comprar una botella de vino, pero es que la botellita (sí, botellita, de 500 ml) valía 30 Eurazos. Y menos mal, porque si sin tomar vino ya era el centro de la fiesta ... con un traguito yo no se que haría. Encima estaban allí sus fans, así que para que contaros :-). 
Cuando regresamos al campamento ya está puesta la cena. Recuerdo que había pizza, arroz chino y un montón de cosas más, una cantidad de comida enorme, yo creo que como era la última cena prepararon todo lo que les sobraba. Yo a esas alturas es que ya no me cabía más, todos los días me había puesto hasta arriba (con eso de que andas un montón y seguro que lo quemas, cuando llega la hora de la comida a tragar como un cerdo sin remordimiento ninguno). Tras la cena llegó el momento de despedirse de los porteadores. Bueno, nos despedimos uno por uno, nosotros y ellos y luego les dimos el bote-propina. Creo que al principio no querían cogerlo pero al final lo acabaron aceptándolo. Supongo que hubo un mal entendido, nosotros siempre pensamos en darles algo y creo que ellos llegaron a pensar que se lo estábamos dando por obligación. Ahora mismo de lo único que me arrepiento es de no haber aprovechado para hablar más con ellos, para que me explicaran como viven, en qué trabajan,... en fin, de todo se aprende.
Y como ya era tarde (sobre las nueve de la noche) todos a dormir. Fredy dice que mañana a las 3:10 de la madrugada todos en pie (jeje, como es este hombre, con la paliza que llevamos y todavía le quedan ganas de bromear).

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