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viernes, 26 de agosto de 2011

Lago di Garda 5. Monte Baldo, Malcesine, Garda.

Esto ... ¿y que pasa con el Lado di Garda?  ¿Te has olvidado de él?

Que no, que no. Una vez terminado el minirelato de Perú (21 entradas de nada) seguimos con nuestras aventuras italianas. Un momento, a ver, dónde estábamos ... ya me acuerdo, íbamos camino del ....

Monte Baldo

Tras la visita obligada a Sirmione (precioso precioso) tacaba ver la parte izquierda del lago. Por el camino intentamos ver un mercadillo, pero fue eso, sólo un intento, porque a esta gente le gusta madrugar y cuando nosotros llegamos (sobre las doce) ya estaban recogiendo. Así que sin más pusimos rumbo directo al Monte Baldo y en un santiamén Nicoletta nos llevó directos al parking del funicular que sube a la cima. Que lista es esta chica (a veces). Sacamos las entradas (por el "módico" precio de 14,50 EUR) y a esperar que saliera (las salidas son cada media hora) con la mochila cargada de bocadillos ya que la idea era comer en la cima. Yo había leído que arriba hace un poco de fresquillo, pero bueno, estamos en abril, así que seguro que no es para tanto. El funicular para primero en San Michele (mirador a medio camino de la cima) y después en la propia cima. Además se suponía que el teleférico va girando para que lo veas todo todo sin tercer que torcer el pescuezo. Primer chasco. Nos subimos pero la cabina no gira. Cuando llegamos a San Michele hacemos trasbordo a otra cabina, más pequeñita, con la sensación de "me han timao, que pasa que esto no da vueltas". En la segunda parte del trayecto por fin la cabina se pone a girar. Muy muy despacio da una vueltecita entera antes de aterrizar en la cumbre. Está bien, pero vamos, no justifica el precio ni mucho menos. Lo que no defrauda son las vistas del lago. Muy chulas.

Monte Baldo
Monte Baldo











Nada más bajar lo primero que comprobamos es que efectivamente hace fresquillo. Dos grados para ser exactos. Por lo tanto la operación "picnic en la cima" queda abortada y sólo damos una vuelta, algunos disfrutando del paisaje y otras dando rienda suelta a su vena artística (estoy seguro que la foto de la aceituna tiene algún significado, todavía no se cual, pero seguro que una foto así no se hace a la ligera).

Monte Baldo
Monte Baldo











Cuarenta y cinco minutos después de haber alcanzado la cumbre y ante la perspectiva de poder morir congelados, decidimos bajar hacia las cálidas tierras de la falda de la montaña (la parada de San Michelle). Allí al sol (que agustito se estaba después del frío polar de arriba) nos comemos los bocadillos mientras vemos volar un montón de personas en parapente, la mayoría de ellos con una clara tendencia suicida. Por supuesto el típico bicho campero no identificado se apuntó a la comida e intentó atacar a nuestra Vicky, que salió corriendo como una flecha ... durante cinco segundos. Debió pensar que seguir corriendo por el pedazo de cuesta que había seguro que era más doloroso que la picadura del bicho. Tras comer, calentitos y sin picaduras bajamos en el funicular que no da vueltas para visitar ....

Malcesine

Yo tenía la idea completamente equivocada de que Malcesine era un pueblo sin encanto que sólo sirve de base para la gente que va a esquiar/volar al Monte Baldo. Y no lo es para nada. Está lleno de callejuelas, tiendas, balcones que dan al lago ... Muy bonito. Lo mejor es una .... no se como llamarlo, es como una terraza en una edificación antigua llena de esculturas y otras cosas. Ahora mismo no se dónde estaba pero bueno, Malcesine es pequeñín así que no tendréis problemas para encontrarlo. Si el sitio es raro (superbonito, pero raro) el dueño también lo es (quiero decir que es raro, superbonito tampoco es que me pareciera. Supersimpático como mucho). El hombre regenta un bar/museo_de_cosas_viejas donde se piden las bebidas que luego cogéis y os lleváis a la terracita. Nosotros, gente con clase, por supuesto llevábamos nuestro camarero particular.

Malcesine
Malcesine













Malcesine

Malcesine













Tras un buen rato disfrutando en la terraza_rara_pero_chula y dado que estaba empezando a hacerse tarde fuimos a por el coche que estaba guardado a buen recaudo en el parking del teleférico. Y tan bien guardado que estaba. El parking había cerrado hacía una hora, por cierto, el horario de cierre estaba puesto con unas letras más grandes que yo en la puerta de entrada, pero ninguno nos percatamos de ello (ya sabéis, si vais allí el parking cierra sobre las siete, avisados quedáis). Mientras pensábamos (pensamiento = "mierda mierda, y ahora que hacemos") nos dirigimos a la puerta del parking donde por suerte había un guarda de seguridad que nada más vernos las caras de angustia puso gesto de "ya están aquí los gilipollas simpáticos turistas que se han dejado el coche dentro" y nos abrió sin más. Ufff, que alivio. Buscamos el coche (fácil, teniendo en cuenta que el nuestro era el único que había) y partimos hacia el siguiente destino ...

Garda

Antes de llegar a Garda paramos en un mirador al lado del lago para sacar algunas fotos mientras atardecía. Las vistas del lago y de las montañas con esa luz,... sin palabras. Y las fotos de nuestra fotógrafa/creativa también, unas de las fotos más bonitas que he visto. Me refiero a fotos como esta (¿os suena?):

Lago di Garda
Unos veinte minutos después llegamos a Garda, justo cuando empezaba a anochecer. Garda es pequeñito pero tiene un montón de tiendas y de terrazas super chulas. Como era bastante tarde sólo dimos una vuelta y sacamos algunas borrosas-fotos.

Garda
Garda











Soñolientos y bastante cansados volvimos al coche y Nicoletta nos llevó directos al camping ... por las narices. No sabemos lo que hizo en nuestras ausencia, aunque todos sospechamos que se puso hasta arriba de limoncello. El caso es que se empeñó en meternos por un camino de cabras que cada vez se estrechaba más y más, quien sabe con que oscuras y lujuriosas intenciones. Al final decidimos dar la vuelta como pudimos y dejar que Nicoletta la durmiera. Una vez en el camping a cenar rapidito y a dormir, que al día siguiente tocaba la parte derecha del lago (o la otra parte izquierda, no se, nunca me aclaro con estas cosas). Por cierto, esta vez no estaba Luigi para darnos la bienvenida (como es la gente, la intentas atropellar una vez y ya te coge manía).


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